LOS GRANDES MAESTROS OPINAN SOBRE BOBBY FISCHER (artículo de GM Ian Rogers para “Peón de Rey” nº73 (año 2008)(Sebastián Arias)
La noticia de la muerte de Fischer llegó un día después a Wijk aan Zee, donde se disputaba el torneo Corus y estaban reunidos los mejores jugadores del mundo. Con tal motivo el GM Ian Rogers consultó con algunos de los Grandes Maestros allí presentes, algunos de los cuales le conocieron bien, su opinión sobre el campeón mundial norteamericano, que exponemos a continuación:
Viswanathan Anand
Por una parte es triste oír la noticia de su muerte, pero por otro lado es bueno que haya terminado, pues su vida era en cierto modo un lío. Con todo, parece que finalmente él había encontardo cierta estabilidad en Islandia, así que es triste que haya podido gozar tan poco de ella.
Tuve la suerte de encontrarme con Bobby hace dos años y hubiera sido agradable jugar contra él. Es difícil comparar los dos Fischers —hubo uno hasta 1972 y otro después—. Era la clase de jugador que necesitaba la meta de ser campeón del mundo. Pero ese Fischer lo perdimos en 1972 y aunque regresó en 1992 ya no era realmente la misma persona.
Para mí, simplemente se trata de uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, aunque creo que Kasparov también tiene méritos para considerarse el más grande. Fischer era el último romántico, que luchó contra todo el sistema sin ayuda. Era un jugador universal, capaz de hacer casi cualquier cosa.
Hasta 1967 su carrera ajedrecística fue un poco a la deriva, pero desde Sousse hasta 1972, consiguió reunir todas sus cualidades y alcanzar el título. Creo que, en el periodo de los años 70 y 80, el hecho de que mucha gente jugase la Siciliana Najdorf era enteramente debido a él, lo mismo que con 1.e4.
Siempre he encontrado divertido que conociese en cada lengua lo suficiente para entender ajedrez.
Mi encuentro con Fischer fue puramente social. Fue un golpe de suerte conocerlo apenas dos años antes de
su muerte. Llevaba un ajedrez de bolsillo, era como dar un salto en el tiempo pues ya nadie tiene un ajedrez de bolsillo como ese. Analizamos la India de Dama y le mostré alguna partida reciente. Parecía saber mucho sobre la India. Estuvimos hablando cerca de dos horas. Me preguntó porqué jugaba todavía al ajedrez. «¿No hay demasiada teoría hoy en día?», me dijo. Respondí que tal vez fuese cierto, pero que aún era posible jugar buen ajedrez a pesar de la explosión de la teoría de aperturas. Creo que no quedó del todo convencido.
Ljubomir Ljubojevic
Ljubojevic coincidió con Bobby Fischer por primera vez en 1970, durante la Olimpíada de Siegen, y después en un buen número de países incluyendo las Filipinas.
Fischer era directo en todo. Su estilo sobre el tablero de ajedrez era 100% característico de su forma de ser en la vida. Era fiel y generoso para sus amigos, pero muy áspero con sus enemigos. Era también un hombre muy modesto, vivió una forma de vida modesta.
Tenía un carácter muy fuerte, pero siempre había un agujero en su alma capaz de absorber y cuestionarse su pensamiento. Siempre había un pequeño lugar para la duda, para realizar cambios, pero esto sólo ocurría si podías presentarle un argumento sólido para un punto de vista diferente. Como genio, necesitaba buenas razones para cambiar sus opiniones, pero estaba abierto a las nuevas ideas si podían ser probadas. Ese punto de duda se extendía también a su fuerza de juego. Nunca estaba seguro de lo fuerte que era. ¿Por qué dejó tantos torneos? Él decía que era el más fuerte, pero al parecer había una seria duda en lo profundo de su alma.
Estaba asustado de que pudiese perder. Cuando Picasso murió encontraron que ocultaba muchas pinturas en su sótano, algunas de sus piezas más valiosas. Fischer era igual, temía a su propia creatividad. Era una persona extremadamente sensible.
Fischer estaba siempre abierto a las nuevas ideas en ajedrez. En 1973 Miguel Quinteros y yo le vimos mirar en los boletines de torneos partidas de jugadores totalmente desconocidos. Le preguntamos por qué hacía eso y nos dijo que «incluso los jugadores desconocidos pueden hacer movimientos de un genio en un momento de lucidez». Y en 1970, cuando hablé con él en la Olimpíada, me dijo que había estado mirando mis partidas. ¡Qué honor para mí, porque entonces yo no era muy conocido por los mejores jugadores del mundo!
Incluso en 1992, después de dos décadas de dejar la competición profesional, su aureola todavía brillaba con tanta fuerza que iluminó el mundo del ajedrez, no solo por sus jugadas, sino sobre todo por su carisma. Su influencia en los jugadores modernos es enorme. Su seguidor más grande ha sido Kasparov. Veinte años más tarde, el repertorio de aperturas de Fischer ha sido adoptado y perfeccionado por Kasparov. Esto demuestra cuánto se anticipó Fischer a su tiempo.
El mundo del ajedrez perdió a Fischer después de 1992. Hasta entonces aún existía la esperanza de que volviese a jugar, pero sólo fue una esperanza.
Lajos Portisch
Portisch fue, con Fischer y Larsen, uno de los principales desafiadores al dominio soviético en el mundo del ajedrez en los años 60.
Conocí a Fischer por primera vez en Bled en 1961. Éramos jóvenes y ambiciosos. Por entonces yo ni siquiera era Gran Maestro; yo diría que el título era más serio que ahora.
Nunca pude vencerle. Tuve oportunidades de ganarle en nuestras dos últimas partidas, en la Olimpiada de Siegen y en el Interzonal de Palma de Mallorca, pero él tenía tal habilidad en la defensa que no pude batirlo.
Después de su match contra Spassky en 1992 lo vi mucho cuando vivía en Budapest. Fuimos a los balnearios juntos; a él le gustaban mucho. Jugábamos partidas, pero solo al “Fischer Random”. No es ningún secreto que le gané algunas de esas partidas rápidas y le molestaba un poco perder incluso esas partidas informales.
Era difícil mantener amistad con él. La amistad es un concepto extraño. Nunca se sabe lo que puede tener una persona adentro. Todos somos rivales así que es difícil ser amigos entre ajedrecistas. Nos respetamos mutuamente, pero en cierto modo somos asesinos. El ajedrez es una guerra, afortunadamente incruenta.
Pienso que Fischer ha sido el jugador más grande, en muchos aspectos, aunque por supuesto es muy difícil compararlo con Kasparov. Pero creo que Bobby era el más grande. Lo más importante es que Fischer fue el primer jugador que rompió la hegemonía soviética y lo hizo solo. Y yo sé lo difícil que era. Estábamos ambos en el mismo barco, aunque él se sentaba en la parte delantera del barco y yo lo hacía en la de atrás.
Michael Adams
Fue impactante estar viendo la CNN y encontrar la programación interrumpida por la noticia de última hora de que Fischer había muerto. ¡Una noticia de última hora en la CNN!
Yo era demasiado joven para darme cuenta del match de 1972, pero debo admitir que me sorprendió la primera partida del que jugó en 1992. Fue de gran calidad. Aunque supongo que veinte años apartado de las competiciones fue demasiado; el resto del match no fue tan especial. Habría sido importante si hubiera continuado jugando, pero fue un hecho aislado.