Durante un día de primavera, una abeja y una mariquita estaban hablando acerca de las cualidades y diferencias de cada una.
Yo- dijo la abeja- tengo colores más hermosos de la naturaleza, con mis patas fuertes me sujeto de las flores, con mi lengua larga recolecto néctar y gracias a mis alas vuelo más rápido que tú, mariquita.
Muy buenos argumentos, querida abejita- contestó la mariquita- Pero te olvidas que yo también tengo los colores más lindos de la naturaleza, polinizo las flores para que haya más en los jardines y además ¡puedo ser más rápida que tu volando!
Tras varias discusiones que se prolongaron por horas, ambas amigas llegaron a la conclusión de que la única manera de saber quién era la mejor era en una carrera por todo el jardín.
Y así sin más comenzaron la carrera, ambas volaron rápidamente por todo el jardín sin apartar los ojos una de la otra. El deseo de superar a la otra de manera abrupta y presumir después era lo que los motivaba a que batieran las alas cada vez más rápido sin fijarse en qué más adelante estaba una araña con su telaraña esperando su presa.
Las dos amigas estaban tan preocupadas de superar a la otra que se dieron cuenta muy tarde que estaban atrapadas por la mortal trampa de la araña y solo cuando la araña estaba envolviendo a ambas para cenarlas más tarde. La mariquita y la abeja comprendieron que no fueron sus diferencias las que la condenaron a ese terrible destino, sino que fueron su soberbia y su ego.